Por Leticia Vaca
"Fuimos todas" fue la consigna de respaldo que más resonó frente al edifico Central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, (UASLP), durante la manifestación por la conmemoración del 8M.
Ni los acrílicos que colocaron en las ventanas, pudieron con el hartazgo de quienes han sufrido algún tipo de violencia en las aulas o en algún espacio de la Universidad.
Frente al edificio, por casi una hora gritaron: "fuera acosadores, de la Universidad", "la uni no me cuida, me cuidan mis amigas" "si me representan" y "fuimos todas".
Porque, sí bien, las ventanas fueron rotas y una de las puertas del Edificio Central de la UASLP, incendiada por unas cuentas manos, esas manos representan el dolor, el sufrimiento, la dignidad de quiénes han enfrentado algún tipo de violencia dentro de las aulas y demás espacios de "la máxima casa de estudios".
¿Qué esperan las autoridades de la UASLP para garantizar que en las aulas y cualquier espacio de esta institución las mujeres se sientan seguras?
¿Qué otro mensaje necesitan para reconocer que hay acosadores que deberían ser cesados y no estar frente a un grupo?
Ardió una puerta y en el fuego se reflejaron los reclamos de todas quienes han sido acosadas, quienes se han sentido vulneradas, agredidas e indefensas, violentadas por el simple hecho de ser mujer.
Ese no era un simple fuego, entre sus llamas llevó el reclamo y rompió el silencio de muchas, universitarias o no.
Una puerta quemada y un vidrio roto se reponen, una vida y la dignidad de una persona, no.
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