Por: Joce Benites
La piñata es un símbolo reconocido internacionalmente de la cultura mexicana y ahora que ya iniciaron las posadas navideñas, sería difícil imaginarlas sin estas coloridas decoraciones, originalmente hechas de barro, rellenas de frutas de temporada y diversas variedades de dulces.
Esta tradición llegó a México en el año siglo XVI, donde se celebraban las “misas de aguinaldo”, que más tarde se convertirían en las posadas.
La piñata original era una olla de barro, se le adicionó papel de china de colores para hacerla más atrayente y representar los placeres excesivos.
Los siete picos simbolizan los pecados capitales y debían ser destruidos con los ojos vendados haciendo alusión a que la fe es ciega, se utilizaba un palo que explica la virtud que termina con las tentaciones.
Las golosinas dentro de la piñata representaban las riquezas del reino de los cielos, por lo tanto la enseñanza que se acompañaba con fe y una sola virtud, podía vencer el pecado y recibir todas las recompensas del cielo.
Actualmente las piñatas son hechas totalmente de cartón o globo forrado de papel periódico, con lo cual se pretende evitar accidentes. Pero sea cual sea el material el fin es el mismo, divertir y celebrar con agrado las tradiciones decembrinas.
Es ahora lamentable que los precios de las frutas y en general de la canasta básica sean elevados y de poco alcance para algunos sectores.
Pareciera que obligan a que estas fiestas añoradas por muchos sean austeras aún y cuando se hacen grandes esfuerzos por mejorar la economía, no solo al interior de las familias si no del país en general, me surge la duda de saber en manos de quienes está la riqueza monetaria y qué es lo que se requiere para revertir la situación.
Cierto es que las tradiciones son agradables y que existe la preocupación de rescatarlas, habrá que trabajar también para hacer de estas unas fiestas menos pesadas para los bolsillos familiares.
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