Por: Karina Méndez
Prácticamente estaba destinado, algo heredado y que le venía en la sangre, por lo que no era de extrañar que de cinco hermanos que se dedicaban al oficio, ella también se convertiría en una más, y no solo eso, pues es la primera mujer en el estado en ejercerlo.
Araceli “Pequesita del Sabor” es una la única sonidera en San Luis Potosí. Así como es maravilloso, lamentablemente y como la gran mayoría, se ha enfrentado al machismo que invade este país y sociedad que le dice que no puede, no debe y no tiene lugar en el campo.
Pero Pequesita les ha hecho frente a tales muros, pues como ella misma dice:
“Una puede, una quiere y hasta es mejor que ellos, porque nosotras soportamos más cosas, ellos no soportan lo mismo que nosotras (…) nosotras somos más fuertes”.
Por lo que decidió seguir el camino de su familia, que se remonta a su padre, Epifanio Villegas, y sus tíos, Arnoldo y Vicente Villegas, fundadores del sonidero “Villegas”, quienes junto con sus primos y hermanos, le demostraron que se puede dejar atrás el machismo, perseguir su pasión y sobresalir en el campo.
Desde hace ocho años, Pequesita del Sabor lleva su estilo versátil con “Sistema Eclipse” a dónde que sea que le soliciten, pues puede pasar de la tradicional cumbia hasta el reggaetón.
Ambos nombres tienen un significado especial para la sonidera, quien es amante del Sistema Solar y de los eclipses. Además de adoptar “pequesita” para que los demás sepan que no se trata de hacerse la grande.
Ya sea en Puebla, Pachuca, Monterrey, Saltillo y León, o en la organización de un evento para apoyar a alguien, Pequesita señaló que siempre ha contado con el apoyo de sus compañeros.
Lamentablemente, no hay mujeres en su familia con la intención de seguir como sonidera, pues señaló que persiste el miedo, además de que no es fácil estar atrás de un controlador.
“Cuando tuve mi primer evento, yo llegué temblando y llorando, y me abrazaron y dijeron ‘tu haz de cuenta que no hay nadie, que estás en tu cosa y que estás transmitiendo’”, recordó Araceli, quien en la actualidad balancea su vida como madre, abuela, sonidera y albañil, junto con su esposo.
A pesar de que también puede llegar a ser un trabajo tedioso y cansado, Pesquita no deja de disfrutar la vista del público que baila al ritmo de su sonidero y continuar con la música “que se trae en el corazón”.
“Es una cosa bien padre [presentarse ante el público]. El año pasado, en León, me dijeron que si podía ir a un evento ahí en León, Guanajuato, con Moises Ortega, un sonidero de allá, y fue sorprendente porque estaba lleno y la gente empujaba el portón porque quería entrar para ver quién era Pequesita del Sabor, y eso era orgullo para mí”.
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