Por: Joce Benites
Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte, también dicen que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
He tratado de entender esas frases y adaptarlas a mi vida cotidiana. Yo no sé ustedes, pero estarán de acuerdo conmigo que hay sucesos en nuestra vida que no se pueden cambiar y le dan un giro.
Les contaré algo sobre mi vida que la marcó y determinó lo que ahora soy y vivo.
Nací con una malformación arteriovenosa cerebral que nunca presentó ninguna consecuencia, llevé mi vida como cualquier otra persona, estudié una carrera universitaria en Ciencias de la Comunicación.
Fue en el año 2013 cuando sufrí un derrame cerebral, estuve en tratamiento con el neurocirujano y me explicaron que el problema era corregible, pero me enfrenté a la dificultad de que tenía que asistir a tratamiento a la ciudad de Monterrey, Nuevo León.
Yo disfrutaba de todas las actividades relacionadas con el arte como los festivales de cultura, danza contemporánea, museos, teatro y cine, ahora la poca movilidad y el recurso económico me lo impiden, pues dejé de percibir un sueldo y el trabajo que desempeñaba lo hacía por honorarios.
A pesar de mi condición continuaba colaborando, pero en noviembre de 2018, el proyecto concluyó por decisión de la empresa.
Desde entonces solo cuento con el apoyo de mi familia, familiares, allegados, amigos y por supuesto y el más importante: Dios.
La impaciencia y la impotencia en ocasiones se han apoderado de mí y me llevan a cometer muchos errores, pues el no poseer la suficiente movilidad para hacer las acciones más básicas no es tan sencillo y, además el no escuchar, así como desconocer el timbre y volumen de mi propia voz, es un poco más desesperante.
Pero como dijo Pablo Neruda: "cualquier momento es bueno para comenzar y ninguno tan terrible para claudicar" y así, con esa actitud, es como deseo recuperarme, pues no pretendo conmiserarme, solo deseo retomar y reconstruir mi vida con trabajo, pues he aprendido que toda prueba, por más fuerte que sea, es superable.
Me encantaba bailar y reír a carcajadas; ahora, aunque con andador y sorda, lo hago porque me gusta y me motiva.
Lo que más he aprendido en esta etapa es a activar mi mente y emociones, es decir, me auto ánimo, pero también me enojo; no descanso como desearía ni engordo tanto, pero ello me sirve de “mejoralito” para retomar fuerzas y desestresarme.
Toda mi familia ha sido de gran apoyo en todo este tiempo, comenzando por mi mamá y mis hermanas que nunca me abandonan, pero en general todos los miembros sin excepción, mis sobrinos me motivan y hasta son mis cómplices, la verdad es que se me movieron los cables de mi cabeza y hago muchas locuras fuera de mi etapa adulta.
Mis hermanas juegan el papel de segundas mamás, ahora me parece que las he cansado ya, y en lo que más pienso es en volver a ser productiva para poder aportar trabajo y dinero en mi hogar.
Tengo un zumbido en la cabeza que no cesa y solo lo evado cuando duermo, por esa razón deseo recuperar la audición, porque me impide avanzar en todo, el oído, mínimo distrae la mente y yo escucho solo ese terrible zumbido que me atormenta, fastidia y frustra todas mis actividades.
Me gana la ansiedad y me desespero con mucha facilidad, las personas que están a mi alrededor suelen confundirse de ello.
Me queda claro que fracaso no significa que no he alcanzado la meta, sino que tardaré un poco más en llegar y lo importante es ir en camino, recuerdo además que: nadie alcanza la meta con un solo intento, así como la altura con un solo vuelo.
Yo camino y camino, así como caigo y caigo y, aunque experimento, enojo y llegan las lágrimas, pienso: “a mi nada me tumba”, me levanto y sigo…
Todos ustedes que me leen, aprovechen al máximo su cuerpo y sentidos, en un descuido se pierden.
Dejen por instantes los audífonos y escuchen sonidos reales y las voces amadas, para que luego no solo tengan que imaginarlas como yo.
Respondan a la sonrisa de quien les regala la suya, no saben cuánto ayuda y motiva se los aseguro. No se hagan los sordos ni ignoren a quien les habla, porque cuando la audición falla, nada vuelve a ser igual, escuchen cosas positivas y agradables, alimenten su mente y vuelen e imaginen a través del oído.
Me sorprende que es hasta cuando pierdes algo cuando lo empiezas a valorar; los existencialistas aseguran que, la felicidad no existe y antes llegue a leer que la vida era una mierda, pero finalmente cada quien se siente como quiere sentirse, porque en cambio para mí: la vida es una aventura.
Me he perdido de hacer muchas cosas de las que me gustaban, pues yo, como literalmente se dice, no puedo agarrar mis patas e irme, ya que dependo de las manos y tiempo de los demás.
Quizá por ello me he escondido tras los libros, pues con ayuda de ellos viajo incansablemente, conozco gente y personajes, creo que esa es lo mejor de esta dura etapa.
He llegado a pensar qué lugar, qué actividad haré por primera vez en mi propio pie y sin depender de nadie, ya pasó mucho tiemp. Yo me imaginaba estar creciendo con mis sobrinos, ahora ya me dejaron.
He optado por retomar mi vida con lo que tengo desde hace un par de años y aquí estoy escribiendo, aunque lento y en pausas, pero con ganas de seguir en esta vida.
Me desespera la juventud que malgasta su vida, tiempo y salud consumiendo drogas, lo que yo diera por vivir y en cambio ellos parece que luchan por destruirse acaban pronto y mal con su vida, juventud y salud, mientras yo anhelo todo eso.
Por eso digo usen sus pies y sus sentidos en cosas positivas y de beneficio para quien los rodea, cuídenlos adórnenlos y siéntanse afortunados de tenerlos.
Yo me he vuelto muy ridícula y cursi, si así lo quieren ver, pero eso me enriquece y alimenta mi mente.
El cielo y mi ser supremo se han vuelto mis mejores aliados, pues en cada debilidad, tristeza o amargura con solo voltear a verlo me reconforta y recarga de energía.
Lo que más he practicado es la introspección, ahora tengo el lujo de estar conmigo misma el tiempo que quiero y la ventaja de no escuchar, ayuda a una mejor concentración.
Ahora que mis sentidos fallan, mi creatividad y hasta inteligencia han mejorado enormemente, creo que he abarcado más en la vida que cuando poseía todo.
La percepción de y hacia la vida indudablemente es otra y muchas de mis experiencias no las cambiaría por nada.
Si deseo con el alma recuperar el oído, pero sino me ayudaría sólo desaparecer ese zumbido de mi cabeza, yo quiero vivir, se los aseguro.
Elegir ser feliz depende de cada cual, las pérdidas en mi vida quizá son muchas lo que más me duele es mi juventud, esa ya no volverá, fueron numerosas las etapas que no viví como debiera, pero después de la tormenta viene la calma, así como después del invierno llega la primavera y aunque con calma volveré a florecer, ya no seré la chica de antes, pero seguirá viva dentro de mí.
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