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María, sobrevivir al desplazamiento entre la precarización laboral y la violencia institucional

María es una periodista desplazada y madre que, tras los hostigamientos por su labor, tuvo que ser sustraída de su ciudad de origen para entrar en el limbo burocrático, administrativo y económico de volver a empezar. 



Por: Analucina Garza. 


Me metí hasta la casa del narco… llegué con la Marina y me dicen: ‘¿Qué hace usted aquí?’ Y les digo ‘pues es que me dijeron que aquí fue la detención y quiero ver quién me puede dar información’, y me quedé con ellos. En ese momento me sentí segura, me dicen: ‘Mira, aquí es la casa, aquí lo detuvieron’, etcétera. 


Me dicen ‘ya se puede ir’. Me dejaron ir sola, era un caminito de terracería y fue ahí donde me dio miedo. Empecé a manejar y me entró todo el miedo, estaba solo, baldío, se veían los coches quemados y dije: ‘ni madres que me paro en este lugar’ y me fui hasta Irapuato, que era lo más directo y me dicen (en la redacción): ‘regrésate, queremos que vayas a la plaza principal de Irapuato y que vayas a buscar al presidente’ y yo, ‘en la madre’, pues que

me regreso”.



María -el nombre de la periodista fue cambiado por cuestiones de seguridad- se presenta ante un grupo de periodistas y activistas. La reunión del Taller Diagnóstico de Riesgo a Mujeres Periodistas y Activistas se realiza en la sala de conferencias de un hotel del Centro Histórico; y se pide a los asistentes no revelar su ubicación para evitar cualquier tipo de riesgo.


María es amable y sonríe. Es muy expresiva y tiene mucha facilidad de palabra, pero lo que dice no concuerda con su lenguaje corporal tranquilo y su actitud amistosa. Ella está hablando de cómo ha sido desplazada de su estado natal, Guanajuato, tras el hostigamiento por su labor como periodista


No está sola, tiene dos hijas menores de edad que dependen de ella. Mientras, las autoridades aún no le han dado un número de registro como víctima, no recibe atención psicológica y sigue gestionando por su cuenta los apoyos que se le deben brindar como parte del plan de protección que le asignó el Mecanismo Federal de Protección a Periodistas. 


No es que María no esté asustada o enojada después de todo lo que ha vivido y de contar su historia tantas veces ante autoridades, familiares, amigos y sus propias hijas. Pero hay fuerza en sus palabras, en su mirada, para contar su historia sin quebrarse. 


Los inicios de María 


María cuenta que llegó al periodismo inspirada en su abuelo, quien fue periodista en el estado en el que radica. Cuenta que recuerda sus coberturas durante el 2 de octubre de 1968 y otros eventos que la inspiraron, por lo que decidió cambiarse de la carrera de Arquitectura a la de Comunicación. 


Cuando nació su primera hija, María necesitaba trabajar “un conocido me invita y poco a poco me fui metiendo al periodismo. Estuve en una revista de periodismo financiero, después entro a otro periódico, me entero que estoy embarazada de mi segunda hija y me despiden. Después entro a Zona Franca y ahí fueron mis pininos en la reporteada”. 


Sus primeros trabajos fueron sobre denuncia ciudadana y nota roja. Algunos hechos que recuerda fueron la investigación de las muertes de animales de zoológicos, el asesinato de varios fisicoculturistas en León, feminicidios y el asesinato de jóvenes a mano de policías, entre otros casos. 


María tuvo que cambiar constantemente de medio, ya que al embarazarse no le dieron incapacidad por no contar con la antigüedad necesaria para solicitarla, por lo que se vio obligada a aceptar jornadas extras y coberturas peligrosas para mantener su trabajo. 


“Yo entré ahora sí que más por necesidad que por gusto y fue cuando se aprovecharon de mí”. 

María considera que el periodismo en Guanajuato es muy dinámico debido a la actividad económica de la zona. Pero también es un estado donde la religión y el machismo siguen presentes. 


“Hay mucha actividad, la capital económica está en León; es muy religioso el estado, hay mucho machismo, es lo que domina. Ver a una mujer sola, la minimizan mucho”. 

Respecto a la violencia en el estado de Guanajuato, señala que fue avanzando paulatinamente y conforme a ello, se fueron cambiando las dinámicas de trabajo. 


  • La Plataforma por la Paz, conformada por el Colectivo Desde Provincia en acompañamiento con Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC) registró en este sexenio el desplazamiento forzado de 15 mujeres, 12 periodistas y 3 mujeres defensoras de Derechos Humanos en el estado de Guanajuato. 


En marzo del 2019 los medios locales y nacionales dieron cobertura a la estrategia de seguridad denominada “Golpe de Timón” para intervenir el poblado de Santa Rosa de Lima, Guanajuato, zona desde donde un cártel de huachicol (combustible que se extrae y comercializa de forma ilegal) operaba aprovechando la cercanía con la refinería de Salamanca para efectuar el robo del hidrocarburo. 


Durante el operativo se bloquearon las carreteras de la zona, se registraron a todos los vehículos que ingresaban, se suspendieron corridas de autobuses, hubo incendios por parte de los pobladores manifestando su inconformidad o, incluso, su apoyo al grupo criminal. 


“¡En la madre!”, cubrir la nota roja sin protocolos de Seguridad 


“Cuando yo empecé traíamos el scanner. Íbamos viendo, si era asesinato, lo cubríamos; si era suicidio o un accidente leve, no se cubrían. Mientras más le escarbamos, más salía, yo no me iba a zonas calientes (lo que está pegado a Querétaro y Michoacán), pero se fue acercando a Silao y León y la guerra de plazas y los enfrentamientos”. 


“Nosotros como reporteros empezamos a irnos en bola. Después empezó el ‘Golpe de Timón’ y deciden mandarme sola. Me voy; yo era la reportera multimedia, hacía de todo, foto, video… Me mandaron a un evento con el gobernador y el presidente; y después me dicen ‘vete a la comunidad para ver como está’, y voy a la comunidad, me paro en la tiendita, pregunto que cómo están, qué ha sucedido. 
Empieza el operativo más fuerte, que fue cuando se dio la captura del líder. Me mandan sola, ‘a ver a quién te encuentras’; llegué a la plaza principal, vi a compañeros de El Universal, Milenio, prensa nacional e internacional y dije ‘me junto a ellos’, aunque el trabajo era diferente, a mí no me daban con quién dirigirme y me fui sola, literal, me metí hasta la casa del narco… llego con la Marina y me dicen: ‘¿Qué hace usted aquí?’ Y les digo: ‘No, pues es que me dijeron que aquí fue la detención y quiero ver quién me puede dar información’ y me quedé con ellos y me sentí segura. 
Me dicen: ‘mira, aquí es la casa, aquí lo detuvieron’ y esto y lo otro, y me dicen ‘ya se puede ir’. Me dejaron ir sola; era un caminito de terracería y fue ahí donde me entró el miedo, empiezo a manejar y me entró el miedo, solo, todo solo, baldío; ves los coches quemados, empiezas a ver más y dije ‘ni madres que me paro en este lugar, me voy hasta Irapuato’, que era lo más directo y me dicen (en la redacción) ‘regrésate, queremos que vayas a la plaza principal y que vayas a buscar al presidente’ y yo me dije ‘¡en la madre!’; que me regreso, voy a Presidencia y no había nadie, busco al de Comunicación Social y me dijo todos están guardados y me regreso.” 

“Como a los tres días asesinaron a tres funcionarios públicos en Salvatierra, que está como a 15 minutos de Santa Rosa y me dicen ‘vete a cubrir los funerales’; en el primer sepelio me corrieron, que no quieren nada. Llegué a otra misa y estaban con las piedras que no y no; ya en el tercero como que avisaron y me estaban esperando para correrme”. 


María, fue la única reportera en la zona a la que le pidieron acudir a los sepelios. 



Después de la cobertura, el acoso 


De acuerdo con María, aproximadamente a los 15 días de aquella cobertura en Santa Rosa de Lima comenzó el acoso contra ella y su familia, en un camión intentaron jalarle a su hija con intención de llevársela y ella gritó para defenderse, la jaló con más fuerza hasta que pudieron salir del vehículo. Después a su otra hija intentaron llevársela afuera de la escuela. 


“Típico que llegas tarde a la hora de la salida y en esa escuela no había ningún protocolo de seguridad; estaba la puerta abierta y a mi hija ya se la estaban llevando, entonces empecé a gritar ‘se están llevando a mi hija’; los vecinos me ayudaron y el chavo (que la llevaba) se echó a correr. No supe nada, afortunadamente no le pasó nada a mi hija; ella no se acuerda”. 

Al día siguiente comenzaron a ir a su casa a preguntar a los vecinos con quién vivía María y si había hombres en su casa. Después, en el centro de trabajo de su papá, dirección que ella no había dado a ningún conocido, llegaron preguntando por la reportera María. Cuando los vio afuera de su casa decidió no regresar. 


“Afuera de mi casa estaban dos camionetas paradas esperándome y dije ‘no, yo no regreso’”.

A partir de este momento María se puso en contacto con su jefe del periódico, que le dijo que verían la situación después del fin de semana, mientras tanto, minimizó los hechos. El Mecanismo Estatal de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas de Guanajuato le sugirió poner una denuncia, sin presentarle una solución en ese momento, por lo que acudió con el Mecanismo Federal, el cual le dio la opción de darle una escolta a cada miembro de su familia o la sustracción para comenzar el desplazamiento y reubicarse en otra ciudad. Ella optó por la segunda opción por fines prácticos. 


Al ponerse en contacto nuevamente con sus empleadores, minimizaron la situación, le sugirieron tomar sus vacaciones y poner una denuncia ante la Fiscalía. Cuando María optó por salir del estado, el periódico para el cual trabajaba la dio de baja, sin pagarle las prestaciones correspondientes ni asumir su responsabilidad por enviarla a la cobertura. 


El Desplazamiento


“Pasaron por mí del Mecanismo en una camioneta blindada con los escoltas. Entré a mi casa, agarré la ropa de mis niñas, mi computadora, le dejé croquetas y agua a mi perrita, le dije a mi pareja que le buscara un hogar porque yo no podría tenerla conmigo”. 

Los primeros días en el hotel fueron los más complicados para María, por el cambio de clima, así como por las preguntas de sus hijas, insistiendo en saber por qué el cambio de ciudad. 


“Me tuve que sentar a hablar con ellas después de tantas preguntas. Ellas tenían tres y seis años; les tuve que decir que me empezaron a amenazar, que nos querían hacer daño y mi hija la mayor me dice ‘me lo sospechaba’ y le dije ‘¿por qué no me dijiste?’ y me contesta ‘es que yo no te quiero agobiar, mejor cuéntanos las cosas tal cual son, para ver cómo te podemos ayudar’ y yo solo pensaba en la madurez de mis hijas y dije ‘tengo que salir adelante’”.

 

El siguiente paso fue la reubicación en una casa como refugio temporal y la búsqueda de un nuevo empleo en medios de comunicación, en los que estuvo rotando debido a las condiciones de trabajo, pues no le ofrecían horarios fijos e incluso había medios donde no le brindaban seguro social. 


  • De acuerdo con información generada por la Red de Mujeres Periodistas de San Luis Potosí (RMPSLP), en 2022 hasta el 45% del gremio encuestado no contaba con Seguro Social, pese a trabajar para una empresa.


Tres años después; empezar ¿desde cero? 


María pasó cerca de tres años en la casa temporal, sin que su caso ni las denuncias interpuestas avanzaran. Por protocolo, le sugirieron seguir pagando la renta de su casa en León, mientras continuaban las investigaciones, situación que no ocurrió debido a que inmediatamente que se fue, entraron a robar sus pertenencias y mataron a la perrita que había dejado. 


“Si nos fuimos un martes, para el sábado ya no había nada; mejor entregamos la casa antes de que acabaran con ella”. 

La salud de María empeoró con el tiempo. El estrés de su situación y la pandemia de Covid-19 le causaron diversas enfermedades: perdió la movilidad, le diagnosticaron diabetes y artritis degenerativa; su papá enfermó de cáncer y no pudo ir a León a apoyarlo. También se perdió los embarazos de su hermana. 


“Yo me quedé paralizada. Vi a todos los médicos habidos y por haber; yo ya no podía del dolor, estaba super delgada y los doctores no sabían ni qué, hasta que vieron el grado de inflamación de mi cuerpo, vieron que era artritis y en cuanto les conté mi vida, entendieron lo que tenía”. 

En 2021, el Mecanismo Federal de Protección intentó retirarle las medidas de protección, lo que ella objetó debido a que no contaba ni con la documentación necesaria para rentar una vivienda por su cuenta, al no tener un comprobante de domicilio a su nombre o un aval. 


“Nunca me canalizaron con el gobierno del estado ni en Guanajuato ni acá. Me quedé con el refugio aún, pero fue cuando me dio un cuadro de ansiedad y mi pareja me consiguió un trabajo a distancia”.

María cuenta que su pareja se mantuvo siempre al pendiente hasta que fue seguro irse a vivir con ella al refugio. “Somos un equipo”, señala. 


Continuó trabajando en su rehabilitación y en la mudanza cuando le pidieron dejar el refugio y comenzó la nueva aventura de amueblar una casa desde cero. 


“Todavía no acaban de darme las protecciones que me prometieron; por ejemplo, en Guanajuato se excusan que yo no metí denuncias, pero cómo es posible, si están en el archivo las denuncias… tengo una enfermedad por exceso de estrés, no se me dio apoyo, yo lo tuve que buscar… yo he tenido que sortear todo”. 

Sobre la revictimización de su caso, María explicó que las autoridades no tienen protocolos de actuación, por lo que en cada dependencia que asiste debe volver a contestar las mismas preguntar y revivir la situación. A la fecha aún no se han cumplido los acuerdos que hizo con ella el mecanismo de protección de las autoridades estatales en San Luis Potosí. 


  • De 2019 a la actualidad se ha registrado el asesinato de dos periodistas de Guanajuato, así como el de un vocero la de la Fiscalía del estado; además, un periodista está desaparecido. No hay un registro puntual de las amenazas a reporteros ya que algunos prefieren no denunciar; sin embargo, sí se contabilizan agresiones físicas, el incendio de un vehículo, entre otras violaciones a los derechos humanos. 


María ha comenzado labores de activista como consejera suplente en la Instancia Municipal de las Mujeres. “No voy a quedarme como víctima, quiero ver la manera de que no haya más personas que padezcan lo mismo que yo y no solo por mí, por mis hijas, no puedo quedarme de brazos cruzados”. 

Tras una larga entrevista y debido al calor, María se levanta la manga de su sudadera y quedan al descubierto tres aves que tiene tatuadas: “somos mis hijas y yo; significa libertad”, dice mientras sonríe. 


Fuentes: 


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