Reconozco todos los trabajos y batallas que tiene que recorrer cada mujer en su proceso de ser madre.
Por: Joce Benites
Contaré una experiencia excepcionalmente magnífica, la cual quedó grabada en mi mente y corazón. Mi vejiga me despertó avisándome que era momento de ser vaciada, me removí varias veces en el colchón, porque mi sueño era denso aún, y solo de recordar que al levantarme se activaría al instante el zumbido terrible de mi cabeza, mucho menos quería salir de mi cama, sin embargo, las ganas de orinar cada vez fueron más intensas, que tuve que ponerme en pie.
Efectivamente el zumbido y los mareos comenzaron a fastidiarme y se me hizo larguísimo el camino del baño hacia la cama y lo único que deseaba era volver a tocar colchón y almohada, para volver a dormir y olvidarme de mis malestares.
Mi sorpresa fue tal que al llegar a la cama vi el rostro de mi mamá que me veía sonriente y bastante tranquila, ¡ooobvio! Mis malestares desaparecieron y lo único que hice fue sonreír y subirme a la cama para sentir su calor y sus caricias y volver a dormir. ¡Qué impresionante! ¡qué increíble! Una sencilla actitud y una sonrisa, aliviaron mis malestares.
Ella es una persona adulta, hace locuras y dice incoherencias, casi todas son envidiables y tal como lo dice Erasmo de Rotterdam en su obra “elogio de la locura”. La locura te desinhibe de todo cuanto está permitido.
Creo que siempre he estado loca, pero ahora lo estoy más, porque convivir con una persona mayor como lo es mi mamá te dibuja el camino que tendrás que recorrer.
"Ser mamá no es fácil y es muy cansado", una frase que no sé cuántas veces la he escuchado; a mí no me consta, pero reconozco todos los trabajos y batallas que tiene que recorrer cada mujer en su proceso de ser madre.
¡FELICIDADES MAMÁS!
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