Por: Joce Benites
El Día de Muertos se celebra en todo México, pero tiene algunas diferencias dependiendo de la región o el estado. Lo cierto es que se considera una celebración a la memoria y un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido.
En nuestro país la celebración varía de estado en estado, de municipio en municipio y de pueblo en pueblo, sin embargo en toda la nación tiene la misma finalidad, reunir a las familias para recibir a sus seres queridos que vuelven del más allá.
Se dice que en otra vida se fue o se será tal o cual cosa, pero, ¿por qué esperar hasta otra vida? Se habla mucho de alcanzar ciertos logros, así como la felicidad, pero ¿para qué esperar hasta otra vida?
Reconocidos estudiosos se han hecho trizas en intentar determinar qué es eso de la existencia y la felicidad, pero considero que la simpleza nos puede dar demasiadas respuestas y soluciones a todo lo que buscamos, es decir, actuar en todo por sentido común independientemente de nuestras creencias y religiones.
Ya lo concluía el propio Sigmund Freud en su obra El porvenir de una ilusión, quien después de hacer múltiples críticas a la religión determinó que: el individuo, requiere creer en algo (un ser supremo), sencillo, tener un sueño, un simple deseo para ser pleno.
Sin duda, la creencia en sí mismo nos impulsará siempre a realizar nuestros anhelos y a consolidarnos en esta vida y no más allá de la muerte.
Hay una obra de una enfermera australiana, Bronnie Ware, Los cinco arrepentimientos de los que están a punto de morir, donde narra sus experiencias y hasta se atreve a mencionar que las personas maduran en un alto grado cuando se enfrentan a su propia mortalidad, llama la atención como se describe la impotencia de los pacientes que por una razón u otra no obtuvieron ciertos logros en términos personales y familiares.
Como ya lo mencionaba, el actuar por sentido común nos dará bienestar para con nuestra persona y a la vez dará las repuestas a nuestra existencia; pues, de lo que no hay duda, y todos sabemos que ocurrirá, es la muerte, entonces no queda más que actuar y hacer lo necesario, sin afectar a terceros para obtener metas y logros en beneficio no solo propio sino de la sociedad en general.
La celebración del Día de Muertos es toda una fiesta, pero a la vez implica una reflexión, es decir, como seres humanos y pensantes no podemos vivir solo por hacerlo, sino que se debe hacer por dejar huella y trascender aún después de la vida.
Festejemos el Día de Muertos como nuestra tradición lo implica, como país somos ricos en tradiciones y no hace falta imitar otras culturas, pero lo más importante, recordemos con gusto y orgullo a quienes ya se encuentran en otro plano terrenal y más que la fiesta y la burla a la muerte, rescatemos nuestras propias tradiciones, sin dejar de reflexionar en el enigma de la palabra muerte.
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