Foto- Pixabay
Por: Joce Benites
¿Cuántos de nosotros desearíamos decir “zafo” a nuestros problemas igual de divertido y sencillo que lo hacen las niñas y los niños? ¡obvio muchos! y podríamos pasarnos horas, días y años buscando culpables y posibles soluciones a los mismos … en cambio niñas y niños encuentran respuestas y soluciones que llegan a sorprendernos a los adultos.
Es bien sabido que niñas y niños son espontáneos, imaginativos, inteligentes, nobles por naturaleza y todas las características que se nos ocurran, sin embargo a medida que va desarrollándose hasta convertirse en adultos van perdiendo muchas de esas cualidades.
Entonces cabría la interrogante ¿a qué se deberá? Psicoanalistas, maestros y grandes estudiosos han tratado de mil maneras encontrar respuesta a ello, y se ha determinado que es el entorno donde se desarrollan lo que define su comportamiento.
Analizando una y otra cuestión, llego a la triste conclusión de que los adultos y nuestras acciones son las que marcan su destino, pues bien, entonces dejémonos guiar por sus pensamientos y ocurrencias que aunque a simple vista nos causen risa, tienen demasiado trasfondo.
Leía un pensamiento en voz de un niño que me llamo mucho la atención, pues se hace énfasis en aprovechar como padres de familia cada una de las etapas al máximo, porque un niño crece rápido y deja de depender de los progenitores, en muchos sentidos.
La etapa de la niñez es corta y hasta maravillosa podríamos decir, y he leído las tantas formas en que se anhela volver a vivir la infancia pero un conocido eslogan nos da la respuesta y es: “ríe, juega y aprende” ¡sencillo! porque a través de los hijos o familia pequeña se revive la etapa y además, crecer no nos obliga a dejar de pensar como infantes.
En vista y voz de algunos adultos, el actual mundo en que vivimos es monótono y aburrido ¿pero aburrido para quién? Pues quizá para quien perdió la magia y el encanto de ser pequeños; porque cuando se conservan dichas cualidades, es posible hacer cuestiones grandiosas en beneficio de la sociedad, lo que resulta de más aporte antes que las críticas a lo que nos rodea.
Aunque cargado de inocencia, una niña o un niño no son tontos y los adultos sorprendámonos y dejemos de imponer reglas del NO, nuestros títulos y conocimientos no nos lo permiten y autorizan hacerlo y sí buscamos permanentemente la autenticidad en todo, conservar algo de niñez, quizá nos permitiría alcanzarla.
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