Por: Marite Hernández Correa.
La lucha por las libertades y el cumplimento de nuestras necesidades más básicas ha resultado en el mundo la violación sistemática a los derechos de todas las personas. En México hay conciencia de apropiarse y visibilizar la importancia que tienen el reconocimiento jurídico de los derechos humanos, para lograr una convivencia social más justa, más armónica, sin violencias, sin discriminaciones.
Esta contribución tiene el afán de voltear a ver y reconocer los esfuerzos que se hacen para establecer mejores estadios sociales, que a la larga nos permitan acceder a todas y todos a una formación obligada de derechos humanos.
Sin más, el recuento de las experiencias como humanidad de las guerras mundiales forman parte de nuestra memoria colectiva, que son el parangón obligado en la construcción social de la lucha por los derechos y la dignidad de todas las personas.
Elocuentes Declaraciones, Acuerdos, Tratados, establecimiento de Tribunales internacionales, Conferencias, la formación de la Sociedad de Naciones, la importancia de la diplomacia y la resolución pacífica de los conflictos, surgieron de manera más contundente después de 1945, como referentes para ya nunca más volver a cometer esas atrocidades.
Sin embargo, la realidad supera la gran reingeniería normativa jurídica, los intereses financieros, la pugna por los recursos naturales y territorios, las pugnas culturales, religiosas, los acuerdos comerciales. Seguimos padeciendo las consecuencias; los impactos se traslapan en el transcurso de la historia.
Dichas guerras nos han llevado por el reconocimiento de los derechos humanos, también nos han llevado a reflexionar, desde las Ciencias Sociales, las enormes consecuencias individuales y colectivas de las violencias generadas por el holocausto, recapacitar socialmente sobre la ética, la memoria colectiva, la resistencia, el ejercicio indebido del poder público, así como los cambios que como sociedad debemos transitar hacia promover la paz y la protección cada vez más amplia de los derechos humanos.
Son tareas pendientes que debemos reforzar desde la sociedad civil, la academia, los partidos políticos y no sólo la lucha por el acceso al poder, sin agendas ni proyectos, el tema de los derechos humanos sigue siendo enorme pendiente y es corresponsabilidad de todas y todos.
La lucha por el derecho internacional de los derechos humanos pasa por la enorme reflexión de que, como sociedad hemos llegado al límite de explotación de los recursos, donde tiende de un hilo nuestra propia sobrevivencia, es decir si no priorizamos nuestros grandes problemas nacionales y concretamos una agenda política y la forma de llevar a la práctica soluciones reales, seguiremos en la simulación y el desánimo de la población conllevará en un nuevo hartazgo social y político que repercutirá en la no concreción de los derechos humanos.
Por tanto, siempre valdrá la pena seguir luchando por los derechos humanos, seguimos teniendo enormes desafíos.
Impulsemos en unidad una organización de largo aliento, donde nuestro mejor referente sea el impulso por establecer una transformación más justa.
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