La energía colectiva sana una parte de los dolores; ¡Qué viva la lucha por los derechos de las mujeres y de las niñas!
- La Rata
- 10 mar
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Actualizado: 10 mar
Movilización del 8M 2025.

Por: Marite Hernández Correa
Sentir las energías colectivas de la movilización por el 8M, es renovar nuestros pactos sororales, es vibrar con las sonrisas, con los gestos, los gritos y los sentimientos de las otras. Es la catarsis de estar juntas con nuestras miradas cómplices, en el unísono de las consignas, con las emociones a flor de piel.
De sentir la rabia, es volver a los recuerdos de viejas infamias, y de nuevos hechos de violencias a otras mujeres que no conocimos, pero que hoy gritamos para exigir justicia. Estamos conscientes que en un ambiente de zozobra e inseguridad todas estamos en riesgo, es decir que nadie quedamos fuera del círculo de las violencias asestadas por un sistema estructural que oprime, discrimina y mata.
Las marchas han formado parte de nuestras luchas de reivindicación social y política, por lograr derechos laborales, el derecho a votar y ser votadas, acceder a la educación pública gratuita y de calidad, por arrancar al poder público derechos y conquistas que tiendan a mejorar nuestras vidas y no vivir más vidas violentadas, discriminadas y vejadas por un sistema patriarcal y machista.
Las marchas forman parte de nuestras exigencias de apropiación del espacio público, de comprender nuestras realidades complejas para todas las mujeres, que somos capaces de comprender la enorme diversidad que somos, pero que al mismo tiempo comprendemos las desigualdades sociales políticas a las que hemos estado sometidas por el solo hecho de ser mujeres, que coincidimos en que somos humanas, somos personas, que nuestras dignidades e integridad deben ser respetadas, y nuestros derechos salvaguardados.
Cada vez que nos enteramos de atrocidades contra mujeres nos sentimos vulneradas, nos duele, nos da rabia, nos desesperamos por que todas las vidas son importantes, y nadie tiene el derecho de violentarnos hasta arrancarnos el último suspiro de vida, es por eso que somos solidarias, y nos avergüenza una institucionalidad que no es capaz de garantizar la seguridad y la vida de las mujeres y de las niñas.
Es por eso que marchamos, por que vivimos en la incertidumbre, para exigir justicia por las violencias, por que estamos en contra de los feminicidios, por que no soportamos un Estado violentador de los derechos humanos de las mujeres y de las niñas y de cualquier persona, por que estamos en contra del abuso del poder público y personal , por que reivindicamos derechos y libertades de las mujeres y de las niñas, a vivir espacios seguros, dignos y vivibles para todas, todos y todes.
Marchar sana momentáneamente nuestros dolores a cuestas, es la catarsis de estar juntas y que sentimos esas violaciones, esas discriminaciones, esas vejaciones históricas, de nuestras madres, de nuestras abuelas, de nuestras hermanas, de nosotras mismas.
Es exigir justicia, es solidaridad para las familias que han perdido a las hermanas, a las hijas, marchamos para exigir justicia por las mujeres desaparecidas, por que los feminicidios se esclarezcan y lleven a los culpables a tener sanciones. Aunque sabemos que ningún tipo de sanción podrá reparar el daño causado. Por eso también marchamos, para liberar nuestra inconformidad y dolor.
Marchamos para gritar al Estado y a la sociedad toda, que estamos mal, que se están cometiendo graves violaciones a las vidas de las mujeres y de las niñas y que como integrantes de una sociedad no debemos ser omisos y permitir que se oculten cifras o que el Estado pretenda dar carpetazo a las investigaciones, toda las vidas importan y debemos seguir marchando y luchando por nuestros derechos y por las que ya no están, o por las madres que ya no tienen fuerzas para hacerlo, o que ya no están tampoco con nosotras, tenemos una obligación moral de gritar, de cuestionar el staus quo.
Luchamos y salimos a las calles para dejarle claro al Estado que deben propiciar acciones y políticas públicas que erradiquen de fondo todo tipo de violencia empezando por la violencia institucional, pues la mayoría de las veces las autoridades son omisas, son indolentes ante el dolor de las familias y de las voces colectivas. Salimos a marchar y a apropiarnos de las calles para sensibilizar a otros y otras, para decir:
“Aquí estamos, atrévete, grita, libérate del miedo que las autoridades nos han infundido, sal de tu confort y se consciente que también nos puede pasar”.
Pues al ser permisivos y no luchar, y olvidar los daños causados, estamos aceptando violaciones graves a los derechos humanos dentro de una sociedad que se dice democrática.
Por tanto, al salir a marchar reivindicamos nuestra propia humanidad, somos empáticos con nuestro propio dolor y el dolor de los otros y otras.
Al salir a marchar renovamos nuestros afectos, por tanto renovamos nuestra rebeldía, la marcha es nuestro punto de encuentro para transformar y cambiar, oportunidad para la institucionalidad de escuchar y ejercer un poder más humano. Pues de autoritarismos y patriarcado ya estamos cansadas.
Marchar es sabernos, es encontrarnos, besarnos, abrazarnos, compañarnos, platicarnos, es un acto colectivo de resistencia y sororidad, es un acto de amistad, de ver crecer a los hijas e hijos, es reencontrarnos y decir: aquí estamos, pues lo que pasa me duele y no estoy dispuesta a tolerar siga ocurriendo, vernos a los ojos, es el acto de decir estamos vivas y seguiremos gritando, es pactar que aquí seguiremos, aquí estamos y luchamos juntas y exigiremos justicia.
Marchar, es un acto de enseñar a las más y los más jóvenes: “lucha, exige, grita tu inconformidad, no te quedes callado o callada”. Aprende de los dolores de quienes han perdido a sus hijas e hijos, escucha sus narrativas y entérate de las omisiones e indígnate y ten tu propio criterio, y sabrás que era una vida con nombre y sueños, marchar es mostrar que queremos un mundo mejor para todas y todos.
Marchar es exigir justicia por las compañeras que ya no están, es amor y solidaridad para las madres y familiares de víctimas de feminicidios, es salir y gritarles a las autoridades que seguimos teniendo enormes deudas históricas, que no estamos conformes, que estamos tristes, que estamos indignadas, enrabiadas, que el Estado esta fallando en garantizar la seguridad, las escuelas ya no son espacios seguros para nuestras hijos e hijas.

Gritar desde el corazón, las consignas “No estás Sola”, no estás sola, “mujer escucha, esta es tú lucha”, “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”, “Alerta, alerta, alerta, alerta, alerta que camina la lucha feminista por América latina, y tiemblen y tiemblen y tiemblen los machistas que América Latina será toda feminista”, “El estado opresor es un macho violador”, “El que no brinque es macho”, “Las niñas, no se tocan, no se violan, no se matan”, “Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo”, “Hay que abortar, hay que abortar, hay que abortar este sistema patriarcal”. ”Y la culpa no era mía, ni donde andaba, ni como vestía” “Con falda o pantalón, respétame cabrón”.
Entre muchas otras consignas y escritos tan creativos como, “que haber nacido nena, no sea una condena”, “La maestra enseñando, también está luchando”, “doctoras libres, poderosas, ¡Vivas¡ y sin miedo”, “Tú sistema me violenta y me mata la inocencia”, “La maternidad será deseada o no será”, “Nos dijeron que no anduviéramos solas en la calle, así que hoy vinimos TODAS”, “Libres ¡Vivas y sin miedo¡” “Marcho por una niñez libre de violencias”, “quisieron enterrarnos pero NO sabían que éramos semillas”,
“Si tocan a una, respondemos todas”, “Estudio para ingenierA con A, por que como nos han enseñado, solo lo que se nombra “EXISTE”, “JUNTAS, floreceremos más fuertes” “¿ Por qué te espantas por las que luchan y no por las que mueren?”, “Que los ojos de tus víctimas te persigan, y su llanto no te deje dormir”, “Somos las voces que nunca se callarán”, “Mi cuerpo no tiene precio”, “Nunca fue, ni será tú culpa”, “Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”, “Mujer, es persona”, “Tu violencia no fue un error, fue un delito”, “Fuimos Todas”, “Soy la tía, hermana, hija, prima nieta, de las que no tocaras, si un día soy yo, ayúdenle a mí mamá”, “Soy la psicóloga que marcha por toda paciente que no ha podido alzar la VOZ”, “Sanar en voz alta, evita que otras mueran en silencio”.
“Tus alas rotas, hoy se reparan, con el ruido de todas nosotras”, “No hace falta ser antihombre, para ser promujer”, 8M 25, “Los novios también violan”, “Somos el corazón, de las que ya no están”, “Prefiero que se queme todo HOY y que mañana Tú no vivas con miedo”, “No estás sola, no estás sola”, “El patriarcado nos mata, el feminismo nos salva”, “Por una maternidad deseada, consciente y feminista”, “Harta de avisar que llego viva”, “Todas las madres, merecen ver a sus hijas volver”, frases, consignas, letreros, que retratan fielmente la inconformidad y el hartazgo de las violencias contra las mujeres y las niñas en San Luis Potosí.
Hoy más que nunca renovemos nuestro pactos sororales y sigamos luchando por la justicia, la libertad y la alegría.
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