- Personal de salud debe de atender a pacientes con una mejor actitud, sugiere paciente afectada.
Por: redacción
Fue el pasado 19 de septiembre cuando una paciente de una condición neurológica que la aqueja ya por varios años acudió a cita en la Clínica 50 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) al área de audiología, sin embargo, contrario a lo que se espera de un profesional de la medicina, la persona que la atendió se mostró déspota, indolente y con falta de sensibilidad.
La paciente quien prefirió no revelar su nombre por miedo a represalias señaló que ya años atrás había tenido que ser atendida por esta doctora especialista y en aquel momento tampoco recibió un trato digno, sin embargo, no creyó que se fuera a repetir, no obstante, así sucedió, tan es así que la propia profesional de la medicina
“me dijo que para que iba, si no había ya nada que hacer”.
La quejosa señaló “la verdad se portó muy sangrona, me dijo que si ya se me había dicho que el daño era irreversible no sabía para qué iba, pienso que puede ser más sensible en su forma de tratar a los pacientes, me habló de manera muy dura, se portó mal, incluso le hice algunas preguntas y me ignoró completamente”.
La denunciante quien a raíz de su condición perdió el oído y aprendió a leer los labios, señaló que la doctora no tuvo la consciencia de su discapacidad y no se quitó el cubrebocas, por lo que no le pudo entender algunas de las indicaciones que le hizo.
Añadió “entré a la cabina, pero yo no le había entendido nada, luego nada más me veía de reojo, pero como diciendo -qué burradas estás haciendo- fue un momento muy bochornoso para mí y mi hermana que me acompañó, tan así que ya no quiero regresar, otros médicos han sido buenos y considerados, ella ha sido la excepción”.
Finalmente la paciente inconforme refirió que su denuncia no tiene la finalidad ni de “golpetear” a la institución, ni mucho menos afectar a la doctora especialista, pero sí le gustaría que quienes atienden en las instituciones de salud reflexionen sobre su actitud y que sean amables con sus pacientes.
“No les cuesta nada, pero sí será de gran alivio para ellos, pues tienen que ser conscientes de que como seres humanos todos tenemos la esperanza de mejorar pese a la enfermedad que se padece o con la discapacidad con la que se vive”.
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