Por: Joce Benites
Al dar la bienvenida al Año Nuevo, nos encontramos inmersos en un ritual que va más allá de contar los segundos que marcan el reloj.
Las personas suelen buscar un calificativo de “bueno o malo” al año que termina, sin embargo los años vividos jamás serán perdidos porque seguramente algo aprendimos, crecimos, en fin… y según los psicólogos debemos evaluar el año simplemente observando nuestra forma de actuar.
Ellos explican que, esta celebración es sin duda una oportunidad para recordar los desafíos superados así como hacer hincapié en los que aún quedan pendientes, porque muchos de ellos se pierden o quedan a medio camino por la rutina y hasta los pensamientos negativos. De ahí lo vital de expresarse con afirmaciones, es decir creer que se tiene el poder para hacer las cosas, dicho de otra forma “creérsela” pero siempre pensando en un beneficio social y no únicamente individual.
Por ello si vas a practicar un ritual como ponerse “chones” de cierto color, levantar las copas o comer ciertos alimentos no hacerlo solo en forma de juego si no con una intención definida.
Iniciar un nuevo significa empezar a crear y dejar de pedir, quejar, temer y sufrir, para poder cambiar una vieja e ilógica manera de vivir, que afirma lo que no se tiene, clamando a un ser exterior, que me dé lo que no doy.
Se ha vuelto muy común quejarse y pedir. Eso a cualquiera cansa, así que el compromiso de cada ser humano es buscar o crear las condiciones para alcanzar ciertos objetivos.
Amiga y amigo lector los políticos se hartan de que les pidas y hasta se burlan de ti ofreciéndote pequeñeces en suntuosas envolturas el mismísimo ser supremo se cansa de que lo clames y no hagas nada para superarte.
Por esa razón te sugiero no celebrar hasta embrutecerse tal y como lo incitan muchas melodías, siempre será algo necesaria la razón para ayudar a que tu situación mejore.
En psicología se dice que: A cada instante debemos atestiguar, ya que al hacerlo afirmamos que lo poseemos de lo contrario la mente se interpondrá.
“Vivo en un universo generoso, que entrega a todos lo que agradecemos con amor, magnetiza y multiplica aquello que con todo el corazón y sin dejar que actúe la razón, agradecemos con fervor y devoción”.
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