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Foto del escritorLa Rata

A 100 años del voto de las mujeres en San Luis Potosí


Fotografía retomada de Pixabay

Por: Marite Hernández Correa y Carlota Morales Trejo.


En 1923 el Congreso del Estado aprobó una modificación de ley que facultaba a las mujeres para participar en elecciones estatales y municipales, esto colocó a San Luis Potosí como un referente a nivel nacional en materia de derechos políticos de las mujeres al ser, junto con Yucatán, las primeras entidades que reconocían dicho derecho a nivel local.


Dichos avances no se inscriben sobre la nada, sino que corresponden al resultado de las luchas sociales en las que las mujeres han participado a lo largo de la historia, grosso modo podemos ubicar a mujeres como Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, Carmen Serdán, Rita Cetina, Hermila Galindo, Elvia Carillo Puerto, entre otras como mujeres políticamente activas que participaron en la transformación de las realidades sociales del pueblo.


Si bien, la historia como muchas otras áreas de la vida social se encuentra dominada por la mirada masculina, esto no ha impedido que reconozcamos y nombremos a las mujeres que han luchado por la conquista de nuestros derechos.


Una tarea pendiente es entonces, construir nuestra memoria histórica como mujeres para reconocer a quienes abrieron brecha y nos antecedieron en la exigencia de las condiciones para que podamos vivir una vida digna.


Si bien, reconocemos el derecho al voto como una conquista social de las mujeres, debemos decir este ha tenido un recorrido propio para garantizar que todas las mujeres puedan acceder a este y que, además incluyera la posibilidad de ser votadas, es decir, muchos Estados reconocían el derecho al voto, pero esto no otorgaba de facto a las mujeres la posibilidad de ocupar cargos de elección popular.


Por ejemplo, en 1893 Nueva Zelanda fue el primer país en reconocer el derecho de las mujeres a votar, sin embargo, este se acotaba a mujeres mayores de 21 años y sería 23 años después que las mujeres pudieran ser votadas.


Dichas restricciones, se conjugan con otras que las mujeres han enfrentado a nivel global, ya que, en diferentes países a lo largo de la historia encontramos limitaciones en el acceso a dicho derecho como la edad, el color de piel, el acceso a la propiedad privada, el origen étnico, el alfabetismo, la escolaridad, los nexos con fuerzas armadas o grupos políticos.


Todo esto es un debate actual ya que no podemos asumir que todas las mujeres pueden acceder a este derecho; Arabia Saudita reconoció el derecho de las mujeres a votar en 2011 y sería hasta 2015 cuando podrían participar en unas elecciones, aunque debemos recordar que Arabia Saudita es una monarquía absoluta por lo que el derecho de las mujeres a votar se acota a cuestiones locales muy limitadas.


En el caso de San Luis Potosí, la ley que facultaba a las mujeres al voto en 1923, se acotaba a las mujeres que supieran leer y escribir lo que conllevaba una limitante importante para que las mujeres de nuestro estado pudieran participar activamente en los procesos electorales, aunado a que esta se conjugaría con el panorama conservador vigente en la región del bajío en el que la Guerra Cristera comenzaba, razón por la cual el congreso local suspendió la reforma de ley puesto que el otorgar el voto a las mujeres podría ser considerado como una acción política peligrosa en el contexto regional.


Debemos subrayar que históricamente y en la actualidad son las mujeres más empobrecidas, racializadas y marginadas quienes han encontrado mayores limitantes para ejercer el derecho a votar y ser votadas, basta recordar las realidades de las mujeres indígenas en nuestro país, quienes difícilmente pueden acceder a servicios básicos como salud y educación y quienes en muchos sentidos son invisibles para el Estado, a menos que su derecho a votar y ser votadas sea entendido como un botín político y sea usado por los poderes hegemónicos como yacimientos electorales y de este modo asegurar curules y puestos públicos.


En ese sentido, consideramos que estamos obligadas a reconstruir nuestras historias locales, para rescatar del olvido a las mujeres que abrieron brechas, a las que fisuraron el statu quo patriarcal, machista y violento que pervive hoy en día.


Así como recordar siempre que no todas contamos con las mismas posibilidades de acceder y ejercer nuestros derechos políticos y sociales, por lo que es importante siempre cuestionarnos sobre los lugares desde los que nos posicionamos y reconozcamos que hay mujeres con dobles o triples barreras para lograr el acceso y ejercicio de sus derechos.


Ambas son enormes luchas pendientes para establecer un cambio cultural donde podamos reconocer nuestras dignidades

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